Y llegó la despedida…

“Nuestros recuerdos de ayer duraran toda una vida. Guardaré los mejores, olvidaré los demás”

Hoy y después de casi ocho años de iniciada esa amistad “perfecta” donde tu sabias todo de mí y yo todo de ti (más de los que muchos quizá saben), después de tanto tiempo convirtiéndonos sin querer en la confidente de la otra y siendo más que amigas, siendo muchas veces como una sola.

Recuerdo como si fuera ayer el día en que nos “conocimos” en que decidimos ser amigas y empezamos esa aventura de la mano que tiene tantas historias, esas que yo me guardo como mías, y esas que tú te llevas y las dejaremos únicamente dentro de nosotras, esas nuestras historias que hicieron que nos convirtiéramos en quizá algo diferente, que nos convirtiéramos en esas mejores amigas que cualquiera quisiera tener.

Luego de haber estado tanto tiempo una al lado de otra y apoyándonos en cada momento que pasaba, donde estuvimos presente en la vida de la otra en cada alegría que se convirtió en una sonrisa, en cada mal rato que llevo a un sentimiento de cólera y a cada momento del cual pudimos ser parte y ayudarnos, esos momentos en los que muchas veces derramamos más de una lágrima, pero siempre juntas.

Ahora me toca mirar hacia adelante y despedirme de ti, algo difícil que aunque no parezca y trate de estar bien es algo difícil, es como si hoy me tocara despedirme de una parte de mi, como si me tocara decirle adiós a mi otro yo, y es cierto, hoy me toca decirte adiós a ti, mi amiga perfecta, mi apoyo incondicional.

Gracias por cada momento, por cada sonrisa, lagrima (que fueron muchas, y sólo tú y yo lo sabemos) y gracias por hoy ayudarme a crecer, gracias por enseñarme que hay más que lo que yo pensaba. Gracias ya que con tu partida me ayudas a crecer y madurar porque sé que las despedidas son difíciles y que esta despedida es un hasta siempre y eso duele y aún es difícil.

HASTA SIEMPRE AMIGA DEL ALMA, HASTA SIEMPRE.